La música de Nueva York sólo podía haber sido compuesta por un judío de educación europea inspirado en Rachmaninov, en los franceses de principio de siglo y en el folklore afroamericano del sur de los Estados Unidos. Modificando la armonía del blues, influyó en el desarrollo del jazz moderno. Convirtió el lenguaje musical sureño popular, en sofisticado y cosmopolita jazz neoyorquino.