Ernesto Antonio Puente, percusionista y compositor estadounidense de origen puertorriqueño, nació en Nueva York el 20 de abril de 1923 y falleció en la misma ciudad el 31 de mayo del 2000. Desarrolló su trabajo en el campo de la música cubana, del jazz y de la salsa.
“Salsa es lo que le pongo a los espaguetis”, dijo una vez. “Lo que yo toco es música cubana”, agregaba, enfatizando las raíces de la música afrocaribeña.
Creador de una discografía prodigiosa y titánica que abarca más de 100 discos de larga duración, el timbalero se dedicó predominantemente a dos géneros: el jazz latino y la música bailable de raíces tropicales. Pero también experimentó ávidamente con estilos tan dispares como el boogaloo, la bossa nova brasileña, la balada romántica y el cancionero de Broadway. Fue un director de orquesta voraz, de infalible olfato comercial, siempre listo para cosechar aplausos con una nueva versión electrizante de algún viejo tema favorito.
Los puristas dicen que Puente grabó sus mejores discos durante esta década. En 1958, Dance Mania fue como una declaración de principios, una antología de temas bailables, rústicos y sabrosos, creando un triángulo musical entre Cuba, Puerto Rico y Nueva York. Ya en ese entonces, Puente hacía alarde de su astucia: grababa números accesibles, comerciales, para después contratacar con sesiones experimentales, descargas de percusión afrocubana y miniaturas instrumentales del jazz más sofisticado.
Descubrir a cantantes extraordinarios fue uno de los dones más importantes de Puente. A Celia Cruz la había conocido en un viaje a Cuba. Cuando La Guarachera emigró a Nueva York, Puente aprovechó la oportunidad de colaborar con una de las cantantes más avasalladoras del género. Grabaron ocho discos de calidad excepcional.
Antes, otra cubana había sido el objeto de su devoción musical: La Lupe, haciendo historia con temas volcánicos como el bolero Qué te pedí. Y hubo más: Santitos Colón, quien brilló con Puente durante la década de los 50; la puertorriqueña India en un disco de puro jazz cantado; la inocencia de Sophy en los 70; el bolerista Gilberto Monroig y soneros recios como Meñique y Rolando Laserie.
Te invitamos a disfrutar con su música en el siguiente enlace. Feliz día.